La historia de nuestra embajadora del talento para esta semana está vinculada con el medio ambiente y la tecnología.
Se trata de Alicia Murga Aquino, de 33 años de edad, originaria de Santa Ana, quien en el 2012 se graduó como ingeniera industrial de la Universidad Católica de El Salvador. Un año después se trasladó a Japón para continuar con sus estudios de postgrado.
En 2015 obtuvo su título de Maestría en Energía e Ingeniería Medioambiental en la Universidad de Kyushu, Japón. Tres años después recibió su doctorado en la misma especialización. Actualmente realiza su segundo postdoctorado como científica investigadora en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa, Japón.
Su formación de Maestría y Doctorado en Japón los pudo realizar gracias a la beca de postgrados otorgada por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de Japón (MEXT), la cual solicitó estando en El Salvador.
“Mi interés por Japón fue creciendo desde niña, cuando veía anime y leía manga en mi tiempo libre. Al crecer fui entendiendo que la cultura de Japón es mucho más profunda de lo que pensaba y decidí que quería experimentar vivir en el país por mí misma”, indica Murga.
“Ha sido una aventura desde el momento que llegué a Japón, hace casi ocho años. El ritmo de vida, costumbres, comida y forma de vestir es completamente diferente. A pesar de haber tenido conocimientos básicos, el idioma fue uno de los obstáculos más grandes en los primeros años de mi estadía. Hoy en día me comunico muy bien y, aunque extraño muchísimo las pupusas, me he adaptado a la cocina japonesa”, añade la embajadora del talento.
Su compromiso con el medio ambiente la llevó a estudiar una especialización relacionada a mejorar el entorno inmediato en el que el ser humano se desarrolla, especialmente el entorno urbano en El Salvador. “Mi especialización se centra en el análisis y predicción de contaminantes en el aire dentro de edificios y en el casco urbano, con el fin de minimizar o eliminar su existencia a través del diseño de técnicas de ventilación, edificios híbridos, entre otros, a través de la dinámica de fluidos computacionales”, indica.
Así, sus investigaciones y publicaciones estudian plantas industriales, edificios de oficinas y el casco urbano de ciudades con el fin de identificar el comportamiento de sustancias tóxicas en el aire (aerosoles o partículas) para prevenir su esparcimiento. Además, también estudia el comportamiento del tráfico vehicular a través de la dinámica molecular para prevenir aglomeraciones y diseñar un tráfico fluido.
“Uno de mis mayores logros profesionales fue haber recibido el premio “Women in STEM” en 2018 por la presentación de mi investigación sobre el transporte de aerosoles desde el casco urbano hasta las vías respiratorias humanas en la conferencia internacional COBEE en Melbourne, Australia.”, comenta. Este premio, galardona a las mujeres en el área STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés).
Su conciencia ambiental está presente en todo momento, dado a que continúa desarrollando investigaciones en las que se reflejan los efectos de los químicos en el ambiente laboral y su impacto en la salud, especialmente, cuando son aspirados mediante las vías respiratorias o absorbidos por la piel.
“Mi objetivo es brindarle a los lectores las técnicas necesarias para la reducción en la inhalación de aerosoles nocivos a la salud. Mi interés en este aspecto de la ingeniería ambiental surgió en El Salvador, que está en un punto importante en el desarrollo industrial, positivo para la economía y la colaboración internacional”, comenta.
No obstante, ese desarrollo también trae consecuencias como el deterioro ambiental.