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En los archivos de la Cancillería: La organización de los primeros Juegos Bolivarianos en Bogotá, un triunfo de la diplomacia de Colombia en 1938

Bogotá, enero 6 de 2022. En las primeras décadas del siglo XX, la búsqueda de la modernización en la sociedad colombiana fue una de las mayores preocupaciones de los gobiernos de turno en Colombia. Algunos intelectuales, políticos y médicos, se preocuparon por la formación del cuerpo y la salud de los ciudadanos, lo que repercutió en la generación de un discurso higienista y moralizador referente a un impulso social de las prácticas deportivas.1

Por ello, el Estado colombiano buscó su implementación no solo desde la educación física en los colegios, sino que también en grandes eventos masivos; los cuales contaron con el apoyo de las máximas autoridades nacionales y que dieron la sensación de una leve modernidad al país.2

En este orden de ideas, las primeras Olimpiadas Nacionales se presentaron en la ciudad de Santiago de Cali en 1928. Lo cual posibilitó la integración de los departamentos participantes como Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cundinamarca, Huila Magdalena, Norte de Santander, Santander, Tolima y Valle del Cauca. Esta clase de certámenes transformaron urbanamente algunas ciudades y junto a la creación de nuevos escenarios deportivos en ellas, se dieron cabida a una serie competencias novedosas en cada uno de los eventos que se realizaron allí.3

De esta forma, la ciudad de Bogotá no fue la excepción que, aunque no fue sede de unas Olimpiadas Nacionales hasta la segunda mitad del siglo XX, tenía una gran cantidad escenarios deportivos como los estadios de La Salle, La Merced, El Gimnasio Moderno y el Polo Club. Esta condición la posicionó como una de las ciudades, con mayor cantidad de espacios deportivos durante las décadas de los 20 y 30 en Colombia.4

En medio de este contexto, Bogotá se aproximaba a la celebración de los cuatrocientos años de su fundación, por lo que las autoridades nacionales -aprovechando la participación que Colombia había logrado en los Juegos Olímpicos de 1932 y 1936-, se aventuraron a llevar ante el Comité Olímpico Internacional, la organización de los primeros Juegos Bolivarianos en el país y los cuales tenía como fin: “…generar relaciones amistosas con el vecindario y promover una integración más sólida cuya arista más visible se expresaba en el deporte”.5

Estas competencias fueron aprobadas por el máximo organismo del deporte olímpico internacional, pero el éxito de las justas requería la participación de los países invitados; por lo que el presidente del Comité Organizador de los Juegos Bolivarianos -el coronel Leopoldo Piedrahíta-, le escribió al Ministro de Relaciones Exteriores el 14 de enero de 1938, que se necesitaba la ayuda de la diplomacia de Colombia en Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela, para lograr el viaje de todas delegaciones ese año a la ciudad Bogotá.6

Solicitud al Ministerio de Relaciones Exteriores, para ayudar a la realización de los Juegos Bolivarianos en la ciudad de Bogotá en 1938. Ibid.

Esta iniciativa fue transmitida por el ministro, que recibió una respuesta positiva de todas las embajadas ubicadas en dichos países. Adicionalmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores fue clave para hacer un seguimiento continuo a las disposiciones que Comité Organizador de los Juegos Bolivarianos; asegurando que los deportistas tuvieran todas las facilidades en los controles migratorios, que incluso requerían logísticas especiales, como fue la llegada de ciertos animales para las competencias ecuestres a Colombia.7

Facilidades aduaneras para el transporte de caballos Ruegoles, con motivo de las competencias de los Juegos Bolivarianos en 1938. Ibid.

De este modo, el 6 de agosto de 1938 el presidente Eduardo Santos dio apertura oficialmente a los Juegos, los cuales fueron el evento central de los cuatrocientos años de Bogotá y que marcaron un antes y después, en la celebración de los eventos deportivos en Colombia.8  Igualmente, la capital del país urbanísticamente cambió con los nuevos escenarios deportivos, los cuales condicionaron su crecimiento hacia el occidente como hoy en día se puede observar.9

Adicionalmente, la realización de estos juegos implicó una gran inversión de dinero. Tanto el Estado colombiano como la ciudad, inauguraron dos estadios con una semana de diferencia para las diversas competencias, que en este momento están ubicados en la Universidad Nacional y El Campín; lo que muestra hoy parte de la modernidad que trajo el deporte a la ciudad y uno de los éxitos de nuestra diplomacia, para la realización de estos primeros Juegos Bolivarianos en Colombia.10

1. Jorge Humberto Ruiz Patiño (2017), Juventud y deporte en Colombia en la primera mitad del siglo XX, Boletín Cultural y Bibliográfico, Vol. LI Número 93, pp, 56-71.
2. Ibid.
3. Ibid.
4. Hernández Acosta, A. F. (2013). Elementos sociohistóricos intervinientes en la construcción de los estadios Alfonso López y El Campín para los primeros Juegos Bolivarianos: Bogotá, 1938. Revista Colombiana de Sociología, 36(1), 43–63. En: https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/39664
5. Ibid.
6. AGN, Archivos Oficiales, Ministerio de Relaciones Exteriores, Transferencia 3, Caja 277, Carpeta 6, folio 137.
7. AGN, Archivos Oficiales, Ministerio de Relaciones Exteriores, Transferencia 3, Caja 277, Carpeta 6, folio 78.
8. http://www.coc.org.co/all-news/historia-i-juegos-bogota-1938-seis-paises-consolidan-los-bolivarianos/
9. Ibid.
10. Ibid.

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